En los países con economía de mercado, la mayoría del globo, es casi impensado vivir sin las tan promocionadas bondades de los sistemas informatizados y las computadoras. Esta necesidad es un reflejo del grado de penetración económica, técnica y social de las nuevas herramientas que provee la llamada “Era Digital”.
Vivimos constantemente rodeados de información que viaja al rededor nuestro: la telefonía celular, Internet, cajeros automáticos, señales de televisión, etc. Todos componen la realidad diaria de millones de personas que se entregan a estas comodidades del mundo moderno sin siquiera entender o reflexionar al respecto.
La automatización es un proceso que parece no alcanzar fin, y las únicas enunciaciones de la población acerca de estas son palabras de elogio, asombro o silencio absoluto. Los invito entonces a pensar un poco sobre la masiva tecnificación de nuestras vidas, la digitalización de todas nuestras acciones y la virtualización de nuestra realidad.
Los invito a encontrar el denominador común entre todas las maravillosas tecnologías antes enumeradas. Si no halla la respuesta rápidamente pregúntese a si mismo: ¿Cómo es que funcionan Internet, nuestras computadoras, celulares y cajeros? ¿A quienes obedecen los sistemas electrónicos de los hospitales, bancos y gobiernos?. “A quienes las usan”…
Existe una extendida creencia en el común imaginario de las personas acerca de las bondades tecnológicas: según reza el mito, estas responden a las ordenes de los [usuarios-consumidores], han sido pensadas para hacer lo que nosotros queramos.
Pregunto nuevamente al lector, ¿cuántas veces usted le ha pedido a su computadora que deje de funcionar haciéndole perder el trabajo de toda una noche? ¿Usted le dijo a ese cajero que atrapara su tarjeta de crédito? ¿Solicito a su teléfono celular que se negara a enviar sus SMS?. No. Esto es así porque usted no controla la tecnología: estos dispositivos son controlados por el SOFTWARE.
leer+: vía maestrosdelweb
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